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miércoles, 18 de enero de 2012

Las olas, el barco y aprender...

Estos días casi no se escucha otra cosa que hablar del barco italiano...
Un horror... pobre gente!!
En dos de mis blogs favoritos, sus autoras Fer y Laura , hacen mención al hecho y le han dado cada una un giro diferente que nos deja pensando... o por lo menos... me dejaron pensando a mí!!
Fer, nos habla de la templanza con la cual se manejó la mujer de 72 años que se tiró al agua, la capacidad que la llevó a arrojarse al mar, la serenidad con que lo contaba cuando la reporteaban y la frase que esta sra. dice es un leiv motiv en su vida "Cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él"
Laura nos habla del miedo que puede dar volver a subir a un barco por temor a chocar nuevamente
Sus escritos me hicieron sentir tan identificada!!!!


Siempre fui "la miedosa de la familia" y ese mote me acompañó por muchísimo tiempo y más de una vez , sale a relucir frente a situaciones que se me presentan...
Por suerte, cada vez con más frecuencia me sorprendo a mi misma (pero sobretodo a los demás) saliendo airosa y fortalecida...
Qué dificil sacar fuerzas no sé de dónde para enfrentar un problema y qué duro es escuchar que alguien te diga: " No creí que ibas a poder!!"...
Pero ... Pude!!!
Cuántas cosas me quedan aún por "des-aprender" para darme cuenta de las posibilidades con las que cuento... y demostrar que no soy esa que pensaban... pero sobre todo: demostrármelo a mi misma, recuperar la confianza y la autoestima...
Pensar que el mar fue uno de los causantes de mis miedos... 
Un ida y vuelta... como las olas
Les dejo un texto de Manuel Vicent que leo, leo y vuelvo a leer mil veces...

Mar de las Pampas
Las Olas
El mar es sólo un conjunto de olas sucesivas, igual que la vida se compone de días y horas, que fluyen una detrás de otra. Parece una división muy sencilla, pero esta operación, incorporada a la mente, ha salvado del naufragio a innumerables marineros y ha ayudado a superar en tierra muchas tragedias humanas. Recuerdo haberlo leído, tal vez, en alguna novela de Conrad. Si en medio de un gran temporal el navegante piensa que el mar encrespado forma un todo absoluto, al ánimo sobrecogido por la grandeza de la adversidad entregará muy pronto sus fuerzas al abismo; en cambio, si olvida que el mar es un monstruo insondable y concentra su pensamiento en una ola concreta que se acerca y dedica todo el esfuerzo a esquivar su zarpazo y realiza sobre el una victoria singular, llegará el momento en que el mar se calme y el barco volverá a navegar de modo placentero. Como las olas del mar, los días y las horas baten nuestro espíritu llevando en su seno un dolor o un placer determinado que siempre acaba por pasar de largo. Cuando éramos niños desnudos en la playa no teníamos conciencia del mar abstracto, sino del oleaje que invadía la arena y contra el se establecía un desafío. Cada ola era un combate. Había olas muy tendidas que apenas mojaban nuestros pies y otras más alzadas que hacían flotar nuestro cuerpo; algunas llegaban a inundarnos por completo con cierto amor apacible, pero, de pronto, a media distancia de nuestro pequeño horizonte marino aparecía una gran ola muy cóncava adornada con una furiosa cresta de espuma que era percibida con gritos sumamente excitados: Los niños nos preparábamos para afrontarla: los más audaces preferían atravesarla clavándose en ella de cabeza, otros conseguían coronarla acomodando el ritmo corporal a su embestida y quienes no veía en ella una lucha concreta, sino un peligro insalvable, quedaban abatidos y arrollados. Con cuánto placer dormía uno esa noche con los labios salados y el cuerpo cansado, abrasado por el sol, pero no vencido. La práctica de aquellos baños inocentes en la orilla del mar es la mejor filosofía para sobrevivir a las adversidades. El infinito no existe, el abismo es sólo un concepto. Las pequeñas tragedias de cada día se componen de olas que baten el costado de nuestro navío. La única sabiduría consiste en dividir la vida en días y horas para extraer de cada una de ellas una victoria concreta sobre el dolor y una culminación del placer que te regale. Una sola ola es la que te hace naufragar. De esa hay que salvarse.



Pd:
Templanza... me guardo la palabra para que me acompañe durante este nuevo año...

Un abrazo
Moni

8 comentarios:

  1. ¡Qué buena que es esta retroalimentación entre blogs, que en definitiva no es otra cosa que una cadena entre personas!

    Gracias, Moni.

    Es bellísimo este texto que nos regalás, tiene una hondura maravillosa. Y el video es fabuloso también.

    El mar es uno de nuestros miedos ancestrales: son miedos que están metidos en nuestro inconsciente, que arrastramos probablemente en nuestros genes, de los tiempos en que vivíamos en las cavernas y en medios naturales sin aún dominarlos como lo hacemos ahora, aunque nunca los dominaremos totalmente, la prueba está en el hundimiento de semejante barco.

    Ejemplos de estos miedos son el miedo a la oscuridad, al encierro, al fuego, a las tormentas con rayos, a los animales salvajes, a las caídas de lugares altos (el hombre prehistórico dormía sobre árboles para no ser devorado por animales salvajes, si caía, moría. Yo a veces sueño que me caigo al vacío. Es una pesadilla recurrente.)...

    Todas las etiquetas impuestas o autoimpuestas son condicionantes, como un chaleco de fuerza. Hay que intentar sacárselas. No es fácil. Pero se intenta, se trabaja. Al miedo no se lo deja de sentir, pero se cura enfrentándolo, paso a paso.

    Un beso grande y templado para vos!

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    1. Gracias Fer!!!
      Me encanta poder compartir nuestros pensamientos!!
      Es verdad!!! Al miedo hay que enfrentarlo y cada paso que damos es un crecimiento!!!
      Un abrazo!!!

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  2. muy bueno...qué real esto de los rotulos,de los mensajes fliares que condicionan...me quedo con esa reflexion,de la superación de obstáculos...

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    1. Hola Moni!Coincido con tus comentarios y con exaltar la templanza, la armonía,el equilibrio...Y el mar como la naturaleza toda nos enseña ...hay que creer en uno mismo como una pequeña parte de ella.Un beso, Gloria.

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    2. Qué lindo Gloria lo que decís!!! Es verdad!! hay que creer en uno mismo!!!
      Gracias por pasar a leer!!!
      Un beso!!

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    3. María Eugenia, me alegro que te haya gustado!! Los rótulos son tan difíciles de sacar de encima... En fin es parte de nuestro trabajo de crecimiento aprender a superarlos...
      Besos

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  3. Moni , me imprimo ahora mismo esta maravilla de texto y no voy a olvidar que Melo has regalado tú.

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    1. Qué bueno que te haya gustado!! Es muy inspirador!!! Un abrazo

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